¿Quién soy?
Es una pregunta sumamente simple y fácil de responder para cualquier persona. Sin embargo, debo confesar que llevo más de dos semanas intentando encontrar una respuesta a esta dichosa pregunta. Paso veinticuatro horas al día conmigo, llevo desde que nací viendo en primera persona cada paso que doy y he vivido momentos que no he compartido con nadie. Sé quien soy, ¿verdad?. Durante todo este tiempo, mientras más me sentía atenazado tratando de encontrar una solución al que ya consideraba mi 'maldito problema', he descubierto que esta pregunta es de las más difíciles que podemos hacernos. Yo creía que había una serie de adjetivos capaces de definirnos, con los que ponernos una serie de limites dentro de los que me movería y haría que me diferenciara de los demás, o por el contrario, con los que nos sintiéramos más identificados. Sin embargo, no es del todo así como comprobaría a la hora de escribir esta entrada. Creo que no podemos contar quienes somos obviando nuestro pasado y ni mucho menos, buscando una serie de palabras que nos definan por completo. De esta forma, voy por fin a dar respuesta a aquella pregunta que llevo haciéndome ya más días de los que me gustaría: ¿Quién soy realmente?
Me llamo Pedro, aunque algunos amigos me llaman Peter. Mido un metro y ochenta centímetros y peso ochenta y cinco kilos (a veces un poco más dependiendo de mi fuerza de voluntad). Tengo un lunar en el ojo izquierdo, me salió barba a los 13 años y tengo el pelo cabelludo bastante oscuro. Nací en el siglo pasado cuando ya se estaba acabando y vivo en algún rincón del Océano Atlántico. Aún resido en la misma casa en la que nací. Tengo dos mascotas, mi pájaro ''Tornillo'' y mi tortuga ''Nessi''. Soy marino de profesión y pienso que tengo mucha suerte de haber nacido con una vocación de pequeño.
Algo con lo que no nací fue el azúcar y de tanto pincharme de chiquito, tengo una pequeña parte en mi cabeza en la que no me crece pelo. Añadido a esto, tuve intolerancia al huevo y a la leche hasta que llegué a la adolescencia. Fue de niño donde surgió mi amor por el mar, al cual se lo debo a mis abuelos. Crecí con ellos cerca del mar, entre caracolas y pececillos de distintos colores. Cuando era un niño de no más de 2 años, lloraba sin parar cuando me sacaban del agua y decían que me cambiaba la cara nada más veía el color azul del océano. El olor del mar era mi fragancia favorita y su esencia sería la que me marcaría de por vida. Fue en la casa de la playa donde pasé muchos de los mejores días de mi vida. Hubo tardes inolvidables con mi familia y con los amigos que conocí jugando a la pelota en un descampado cerca de la casa. Cada tarde íbamos también a echar de comer a los gatos que teníamos. Llegamos a tener cerca de 30. Yo me crie con ellos y creo que siempre hubo un entendimiento entre nosotros, permitiéndome demostrarles cariño y afectos, los cuales eran devueltos a través de ronroneos, caricias y cálidos maullidos. Como dato curioso, una tarde le saqué una foto a mi gata posando cerca del mar y con esa foto gané un concurso de fotografía a nivel europeo. Tristemente, hoy en día ya no tenemos ni gatos ni tampoco la casa. Aunque fue una decisión que teníamos que tomar, es duro pensar que muchos recuerdos y momentos se quedarán encerrados con llave tras las puertas de aquella casa que me vio reír, llorar y crecer.
De pequeño me relacioné con chicos de mi edad aunque nunca he sido una persona extremadamente sociable y aficionada a las fiestas y los entornos llenos de gente. Soy más bien introvertido. Me gusta la tranquilidad y la vida sencilla. A menudo, siento que me cuesta encajar en este mundo acelerado y lleno de estímulos. Es por eso que uno de mis lugares favoritos es mi yo interior. Con los años he llegado a aceptarme tal y como soy y mi espacio interior se ha convertido en ese entorno donde puedo ser yo completamente, donde no me siento juzgado. Sin embargo, no quiero aislarme en este mundo. ya que mi mayor miedo es quedarme solo en esta vida. De esta forma, suelo buscar personas que les guste observar el mundo y se hagan preguntas. Asimismo, envidio a aquellos que saben mucho sobre un tema y son capaces de explicarlo con convicción y seguridad. También paso mucho tiempo soñando. Veo la vida como cientos de posibilidades y me ilusiona pensar en todo lo que está aún por ocurrir. Miro al pasado con sentimiento y al futuro con emoción, aunque intento estar lo máximo posible en el presente. En ocasiones, aún me siento un niño en este mundo tan grande y que cambia tan deprisa. He tenido que crecer y madurar antes de tiempo, ponerme unos zapatos que no me servían pero que me harían llegar a donde quería.
Son esos mismos zapatos los que me han llevado a donde estoy hoy. A lo largo del camino, he conocido a mucha gente y hoy en día, solo una pequeña parte sigue conmigo. Hubo un tiempo en mi vida en que llegué a valorar más el lado intelectual de las personas que su lado más humano y ahora mismo, es justamente lo contrario. Creo en las personas y en lo que podemos llegar a hacer juntos, aunque últimamente he perdido un poco de la esperanza que tengo en los seres humanos. Me gusta sonreír y ser cercano con la gente que conozco. Soy defensor de la risa como antídoto para los males de la vida. A veces soy un poco idiota. Me gusta cantar y me da mucha vergüenza bailar en frente de otras personas. Me encanta pasármelo bien, aunque esto no siempre significa hacerlo de la misma manera que los demás. Paso mucho tiempo leyendo y jugando a videojuegos. Creo que al pasar tanto tiempo en mundos de fantasía y con personajes que solo existen detrás de una pantalla o a través de las páginas de un libro, suelo pensar mucho en esas historias fantásticas antes de irme a dormir. En cualquier historia, lo que más valoro es el final. Sin un buen cierre, la historia no es buena del todo para mí. A pesar de ser una persona hogareña, he viajado mucho por mi trabajo y por circunstancias de la vida. He descubierto que me gustan mucho los lugares tranquilos, poco visitados y que puedan sorprenderme, más que los típicos destinos ya vistos miles de veces en fotos o en vídeos. Antes de morirme, quiero hacer la ruta 66 de Estados Unidos. Otro de mis sueños en esta vida es formar mi propia familia, tener mi propia casa y levantarme feliz por las mañanas. De pequeño quería ser el mejor en lo que me dedicase pero hoy, simplemente quiero ser feliz.
Una de las cosas que más feliz me hacen es que las personas de mi alrededor me envíen un 'Hola, ¿Qué tal te va?''. Creo que uno de mis mayores defectos (sí, defecto) es que soy muy empático y suelo dedicarme completamente a una persona si veo que lo está pasando mal. También soy muy testarudo debido a que tengo unas convicciones muy férreas que me cuesta cambiar. Diría que no suelo decir que sí a nada que no haya meditado previamente o que vea con buenos ojos. Cuando una persona me ha hecho daño emocional o ha roto mi confianza con ella, me cuesta mucho dar una segunda oportunidad. No soy una persona rencorosa pero sí muy afectiva, siento mucho lo que hago y lo que me hacen, por ello, me cuesta volver a confiar en los demás. A pesar de todo esto, he aprendido a perdonar. No tengo filtro. Soy sincero y no sé mentir. Soy muy directo hablando y eso suele molestar a las personas. Aún así, suelo detestar tener que enfadarme o pelearme con alguien. Si tengo que hacerlo, suelo ponerme muy nervioso, me tiemblan las manos y suelo tener ganas de llorar. Antes de hacer cualquier cosa meramente importante para mí, suelo estar muy nervioso y ansioso. Sin embargo, cuando ya estoy en el meollo de la cuestión, confío en mí al 200%. No me gusta el alcohol aunque a veces me tomo alguna cerveza con amigos. Detesto el olor al tabaco. Mi mayor debilidad son las cosquillas, tengo muchas. Otra gran debilidad que tengo es la comida, aunque mi relación con ella siempre ha sido sana. Disfruto mucho comiendo y por suerte, nunca he tenido obesidad ni problemas de colesterol. Como se puede ver, quiero que mi vida sea sencilla pero en la que, ante todo, sea feliz y actúe con bondad hacia los demás.
Esto último es la mayor enseñanza que he aprendido a la hora de tener que hacer una descripción de mí mismo. Me he dado cuenta de que aquel Pedro de 2 ó 3 años que disfrutaba del mar y que jugaba a la pelota cada día, tiene poco en común con el chaval que le costaba relacionarse con los chicos de su edad en la escuela y mucho menos aún con el joven que se pasa el día soñando y trabajando con personas de todo el mundo (creo que lo único que ha permanecido conmigo es el amor por el mar). Todos ellos, sin embargo, tienen una cosa en común: sin esa versión tuya anterior, la que está hoy no podría existir. Hoy sé que soy como os he contado en esta entrada pero no sé como seré el día de mañana. Somos seres cambiantes, que nos amoldamos al entorno y nos transformamos a través de las experiencias vividas. Hace dos años no quería llegar a ser capitán (el escalafón más alto abordo) y hoy es algo por lo que estoy luchando y trabajando duro. Tiempo atrás, estaba obsesionado con ser el mejor y más listo de la clase, y hoy lo veo como algo absurdo y carente de sentido. Hubo un tiempo en mi vida en que odiaba el reggaetón y hoy hay algunas canciones que me gustan mucho. Llegué a creer en dios y ahora no sé ni qué es dios para mí y ni sabría cómo definirlo. Pensaba que había una sola definición para la palabra amor y resulta que hay varias y que no es ninguna cursilada sino que, ahora mismo, obrar desde el amor es una de mis máximas. Quiero decir, ¿cómo podemos definirnos si estamos cambiando a cada momento?.
Yo creo que hoy en día hay una serie de valores que rigen mi vida y sé que hay un camino que quiero recorrer. También sé qué caminos no quiero recorrer bajo ningún concepto. No obstante, y por la naturaleza impredecible de la vida, sé que habrá cambios de guion. Creo que de eso va la vida, en sorprenderte al mirar atrás y darte cuenta de lo extraordinario que ha sido no sólo ver cómo hemos crecido sino, también, de reconocernos como auténticos extraños quienes han compartido una vida que nos ha cambiado por dentro y por fuera. De esta forma quiero poner broche final a esta breve descripción de mi persona definiéndome, y por ende llevándome la contraria hasta ahora y limitándome por el resto de mi vida, a ser una persona que está a medio camino entre lo que quiere ser y lo que llegó a ser, permaneciendo siempre en este camino interminable, una veces más cerca del final y otras veces más cerca del principio.
Gracias.