Hace poco hablaba con una amiga de las ideas equivocadas que tienen los demás sobre mí. Realmente me dejó un poco en blanco porque me considero una persona que va a lo suyo: no le doy mucha importancia a la opinión de los demás excepto la que proviene de mi familia y de mis amigos cercanos. Voy a mi rollo dicho en lenguaje llano. De todos modos, es cierto que he notado que muchas personas piensan que lo que he logrado hasta ahora en mi vida es gracias a un talento que poseo. Y claro, eso desde luego no se acerca a la realidad. La verdad es que lo que me caracteriza realmente es que no paro de trabajar.
El esfuerzo lo considero mi estímulo.
Lo que me define plenamente es que siempre voy al límite. No sé hacerlo de otra forma. ¿Voy a estudiar para un examen? Quizá en mi cabeza solo esté el 10. ¿Voy a hacer 30 flexiones? Quizá mejor 40. ¿Necesitamos un gol para ganar el partido? Quizá piense que un hat-trick sea más espectacular. ¿Aún puedo hacerlo mejor y tengo energías para hacerlo? Muy bien, pues ahí estaré en modo de martillo pilón. Esto hace que nunca esté satisfecho con lo que he conseguido. En inglés se denomina tener una growth mindset o mentalidad en crecimiento. Todo lo que hago se puede asemejar a una carrera de atletismo: da igual lo mucho que haya conseguido o si parto en primer lugar. En mi cabeza estoy al mismo nivel que los demás y necesito ir al máximo si quiero ganar.
Aún hay margen de mejora y tengo que ir al límite de mis capacidades.
Sé que puedo hacerlo mejor.
Aún hay margen de mejora y tengo que ir al límite de mis capacidades.
Sé que puedo hacerlo mejor.
No obstante, para ganar esa carrera necesito práctica. Nunca pienso en lo alcanzado en el pasado pero en cambio, tengo en mente todo lo que he practicado y luchado para estar donde estoy. En mi cabeza parto como el Underdog (aquel que menos opciones tiene de ganar una competición o partido) pero con plena confianza ganada de la práctica. En general, soy una persona bastante mediocre y por ello necesito practicar tantísimo para ganar y destacar. La palabra mediocre sin embargo, tiene connotaciones bastantes negativas pero realmente significa ''estar en la media: ni destacar ni estar por debajo''. La gran mayoría de nosotros debemos considerarlo antes de frustrarnos al pensar que no somos el nuevo superhumano. Puedes tener un don y ser inferior a los demás. Por ejemplo, puedes ser un genio tocando el piano, jugando al videojuego de moda o lanzando tiros libres en baloncesto. Si descuidas la práctica y el esfuerzo, al final los demás corredores te adelantarán, como siempre me digo a mí mismo. La práctica es lo que nos hace destacar y sobresalir. De ella aprendemos en qué áreas debemos mejorar y en cuales concentrarnos para evolucionar. La práctica es la diferencia entre quién lo logra y quién no, y la que nos hace controlar el fracaso.
Viste esa última palabra, ¿no? 'fracaso' Nuestra relación con él es la peor que podemos tener. Pensamos que debemos evitarlo y avergonzarnos de ello porque nos mirarán mal, hasta nosotros mismos lo haremos, pero es todo lo contrario. Cuando practicamos nos acercamos al fracaso. Fracasar significa ir hasta el límite donde tu cuerpo no es capaz de llegar pero al final hace el ajuste necesario para lograr superar sus límites. En el fracaso es donde están las lecciones, donde los más sabios se han convertido en lo que son. Aquellos que fracasan a menudo son los que realmente van en la dirección correcta y salen de la monotonía y de la comodidad. Por ello, toda acción que hagas en la que haya una alta probabilidad de fracaso significará ir un paso más allá de tu zona de confort y eso ya es admirable. Fracasar es necesario para crecer.
Entonces y concluyendo... ¿Por qué es mi estímulo? ¿Por qué me mantiene vivo y con energía?
Cuando me esfuerzo al máximo, estoy saliendo de mi zona de confort. Eso hace que me sienta orgulloso de mí porque es un logro ya de por sí y porque demuestra que tengo una gran determinación por triunfar. En ese proceso como es lógico pensar, fracasaré. Del fracaso es de donde aprendo las lecciones que me harán progresar, mejorar y desarrollarme. Y gracias a eso, una vez he aprendido de mis errores, voy a intentarlo una vez más.
Con más energías y determinación, como si de un trampolín se tratase.
Con más energías y determinación, como si de un trampolín se tratase.
Si siento que estoy por debajo de los demás, me esfuerzo aún más.
Si me siento decepcionado conmigo mismo, trabajo más duro.
Si siento flaqueza, me exijo el máximo de mí.
Si necesito motivación, el esfuerzo será mi estímulo.
Eres un sabio Peter!!
ResponderEliminarHola Paula! Wow, hace tiempo que no me metía en mi blog y de pronto me encontré con tu comentario jeje. Gracias por leerme :D A ver si logro encontrar la inspiración de nuevo y escribir un poco más. Saludos!
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