domingo, 28 de agosto de 2016

Hoy fui a bucear.

Dicen que cuando llega el verano se abre una puerta en la que, justo encima de ella, hay un cartel que pone: ''0 es 3'' (léelo bien...). Para mi, el verano es sin lugar a dudas, sinónimo de descanso y relax. Cierto es que ayuda el hecho de que se acaben las clases, de que no haya que empollar cada día y ni mucho menos, madrugar. Sin embargo, el verano es Verano cuando te metes en el agua. Cuando vas al mar. Cuando chocas con la primera ola e intercambias los ruidos de los coches por los de las piedras viajando con la corriente. Es verano cuando sientes que el calor es un enemigo que te persigue y lo dejas en la orilla, sí, con la gente, la contaminación, los problemas y el malestar global. En efecto, me encanta bucear y entrar en el mar, y hoy, como no podía ser de otro modo, fui a bucear. Y... ¿sabéis qué? Que me encantó. 

 La experiencia de hoy pintaba distinta: Iba a hacer un fantástico bautizo en el mar... que al final se puede considerar una inmersión en toda regla, ya que bajamos 10 metros, siendo una profundidad bastante grande para ser la primera zambullida. He de admitir, que estuvimos en trayecto, preparativos y demás, 3 horas y media, y otra media hora en el descenso. Sí, para bajar al fondo hace falta algo parecido a trajes de la NASA... por eso, voy a inventar un esmoquin que sea a la vez traje de buceo, para ir elegante y cómodo (no hace falta que me lo agradezcáis). Ahora sí, jamás había cargado tanto peso en mi cuerpo: 8 kilos de plomo, un traje de neopreno grueso y una bombona de aire de 15 kilos. Como no podía ser de otro modo, saqué mi increíble musculatura a relucir. 

Después de bajar por las escaleras del muelle, que resultó un reto casi imposible, nos tiramos al agua. Nos habían explicado cómo usar el compresor y destaponar los oídos, a la vez que algunos gestos con las manos, como ''Ok'' o ''me siento mal'' y con eso nos sobraba, ya que era la primera vez. Cito palabras del instructor: ''Vosotros vais a disfrutar, ya nos encargamos nosotros de todo'' Entonces pensé si nos iban a mover también las aletas, pero no fue el caso... algo teníamos que poner de voluntad. Con todo preparado, descendimos poco a poco. 


Al principio me sentí algo incómodo, porque estoy acostumbrado a bucear y a bajar a pulmón, simplemente con aletas, gafas y tubo. Ahora tocaba llevar un equipo completo de buceo, y se nota. Yo no sabía cómo aguantar la postura, me iba para un lado, para el fondo, después se me cayó una aleta... en fin, lo típico de la primera vez. No obstante, cuando llevábamos una rato, llegó lo bueno: 

''Me di cuenta de que no pensaba. Jamás había sentido esa sensación, la de flotar, observar y nada más. Descubrí que somos entes encerrados en figuras. Que el cuerpo es un simple medio para el disfrute del alma. Que lo mundano se queda, y lo transcendental es lo que hay que guardar. Es que, por primera vez en mi vida, sin ruidos ni problemas, pude escucharme a mí mismo. Y también fue la primera ocasión que admiré el mar como nunca antes lo había hecho. Peces nadando y descubriéndote. Arena en forma de pequeños torbellinos. Burbujas peleándose por llegar primeras a la superficie. Arañas que no dan miedo. Estrellas caídas en el jardín de lo profundo. Monumentos hundidos con forma de barco. Y junto a todo eso... mar, mucho mar. Miré al cielo y descubrí que seguía siendo azul, pero era como si alguien hubiese encendido unos focos y estuvieran iluminando el gran escenario en el que nos encontrábamos. Un escenario en el que nosotros no éramos los protagonistas, sino el público, que aplaudía a la creación de la madre Naturaleza en todo su esplendor. Sentirte pez por un día, vale mucho la pena'' 

En definitiva, es una sensación mágica, sin duda. Ya decía que, cuando llega el verano, se abre una puerta: la puerta al mundo hundido, misterioso y asombroso. Solo escuchas las burbujas y el rumor del mar. Rumor que en ocasiones se transforma en susurro y en otras, en el rugido de la gran bestia que tenemos alrededor. Y es por eso que sin ser ángeles, pudimos tocar la gloria, sobre todo gracias a la gran dama azul, a mi amiga Aisha y a sus padres, y a unos instructores majísimos, campechanos y muy enrollados. Un placer vivir para tener días como el de hoy.

Algunas fotos del día de hoy: 

7 comentarios:

  1. Me ha gustado muchísimo. He disfrutado, reído y rememorado leyéndola. Hay frases y conceptos geniales.Y unas comparaciones poéticas preciosas.

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    1. Muchisimas gracias, comentarios asi se agradecen mucho! Fue un dia muy inspirador y necesitaba plasmar la magia que emana de ese gran dia :)

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  2. Respuestas
    1. Jejeje, se hace lo que se puede, pero si me hubieras visto yendome para el fondo como una piedra, te partes de risa jajaja. PD: gracias por el comentario! :D

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  3. Sin duda, una de mis entradas favoritas! Mediante palabras nos haces sentir lo que sentiste mientras estabas en el fondo! Una entrada preciosa amigo!

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