Tus palabras pululan aún por mi cabeza. Seguramente porque tu silencio fue tajante y a la vez me creó dudas, así que intento pensar como tú, pero no lo logro. Sigo meditando si el destino es justo o caprichoso. ¿Hay respuesta para ello?
Un día nos llamamos amigos. Un tiempo después mejores amigos. Más tarde hermanos.
¿Ahora?
Todo tan rápido.
Dicen que, por cada bienvenida, dos despedidas. Hoy me temo que no esperaba invitados, y he presenciado una marcha muy importante. Teníamos planes para el verano que se quedaron en el papel listos para ser imaginados. Ahora, cada uno de ellos sin ti.
Todo ello sin despedida.
Creí que al mirar en tus ojos vería a ese compañero de momentos. Siempre pensé que no dejaríamos de coleccionar recuerdos juntos, pero ya no. Un día el baúl se quedó sin ninguno nuevo.
Todo sin avisar.
¿Cuando fue la última? Hace ya tiempo... fue una tarde como otras. Ese día no supe el gran valor que poseía esa comida, esas risas y esas charlas. Es hoy, cuando ya no estás, que miro atrás y sé que fueron bellas tardes.
¿Volverán?
Todo ello sin una última vez para recordar juntos.
No hay pañuelo que me consuele. No ha habido una opción como tú para sincerar mis dudas y mis miedos. No hay risa más verdadera que la que consigues sacarme. Tampoco habrá nadie que me comprenda mejor, y sepa cuál es el antídoto que necesito.
No ha habido/hay/habrá amigo como tú.
No ha habido/hay/habrá amigo como tú.
Todo tan cerca, y de pronto, tan lejos.
También me pregunto si el cofre del tesoro que guardo en mi interior volverá a tener riquezas con tu nombre y el mío. Colgantes como símbolo de amistad, anillos de poder, diamantes representando la fuerza y unión, y perlas de piratas. ¿Fueron los piratas los que te secuestraron?
Todo con un par de pequeñas lágrimas.
Silencio, intento buscar la llave del cofre. No la encuentro. ¿Te la has llevado para que nadie ocupe tu lugar? Ya es tarde para volver a confiar, ya no puedo volver a tener un apoyo como el que tuve. Corazones rotos y palabras vacías. Este ya no es mi mundo.
Todo ello sin palabras de consuelo.
Llevo días sufriendo nostalgia. El médico dice que lleve un tratamiento que consiste en olvidar. Tú me enseñaste a recordar. ¿Qué hago? ¿olvido tu presencia, tu saludo, tu forma de animarme y tus ganas de nunca comerte el mundo solo, sino con tu querido amigo al lado?
Todo en forma de bofetón.
Creo que lo mejor para mi vida será el consejo del médico. Contigo partieron mis fuerzas, mis joyas, mi locura y mis decisiones. Me dejo llevar por la primera opción que me dan.
¿Dónde se quedó la tuya, antes que las demás?
¿Dónde se quedó la tuya, antes que las demás?
Todo se fue.
Es por eso que te dedico estas palabras. No te conoceré cuando te vuelva a ver, pero mis palabras hacia ti nunca cambiarán, porque el olvido nunca es un remedio cien por cien efectivo. El sentimiento de amistad es muy fuerte y necesito que lo sepas. Sin energías o sin espíritu, te deseo el mejor de los viajes. No me verás con un pañuelo blanco ni con lágrimas en los ojos, pero que sepas, que a los amigos no se les dice adiós, sino un...
Hasta siempre
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