viernes, 27 de mayo de 2016

PAU/Selectividad

PAU: Prueba de acceso a la Universidad.
Selectividad: Prueba de Aptitud para el Acceso a la Universidad.
Se va a usar más PAU por haberla usado más.

Porque los pajaritos hacen...  pío, pío... PAU, PAU, PAU.
Porque tu abuela te dice: ¡Ponte un abrigo porque... PAU, PAU, PAU!
Porque tu profesora dice: ¡Para mañana haced el ejercicio de la página PAU, del apartado PAU y justificad porque PAU!
Porque ayer Cristiano Ronaldo marcó gol y gritó: ¡PAUUUU!
Porque vas a ver un partido de la NBA y todos los jugadores se llaman ahora: PAU Gasol.

PORQUE PAU DEFINITIVAMENTE.

Bachiller se debería llamar PAU. No hay día en que no haya escuchado esa maravillosa palabra. 
Nos preparamos como los soldados: 
¡El día 10 de junio vamos a la guerra soldados! Preparaos bien. Tienen radares antichuletas, misiles con gas lacrimógeno y bombas fétidas para que os desmayéis y solo vomitéis. 
Así es, nos preparamos 2 años para afrontar 3 días de exámenes.  
Un poco descompensado... 
¿Por qué tanto tiempo?
Porque PAU.


En realidad es porque si se fracasa, afecta a muchas personas: 
Al alumno por no entrar en la carrera y mirar por otras vías igual de negras.
A todo el instituto que pasa una prueba de prestigio.
A los profesores porque son evaluados para ver como han preparados a sus soldados. 
Muchas muertes, muchos despidos.

Por esto mismo, bachiller es un curso prostituido, como bien nos dijo una profesora en clase. Todo dirigido, durante dos años, a un temario, y todo dado con prisas y estrés. 
No es sano joder. Acabas el curso odiando el mundo, el instituto, el tener que estudiar y sobre todo... odias la PAU. 
Es tal el caos, que todos los ejercicios que hagas y las conversaciones que tengas oportunidad de entablar, estarán relacionadas o bien con exámenes de años pasados, o sobre los nervios que tendrás el día 10 de junio porque...
¡Vietnam solo es para soldados bien preparados, tenedlo en cuenta antes de ir a la guerra!

Solo puedo decir una cosa: Bien y rápido nunca se llevaron bien. Muchas veces vi a mis profesores estresados y agobiados cuando no podían dar clase porque era, por ejemplo, día libre, e intentaban coger tiempo de hasta los bolsillos. Nos enfermamos todos. 
A veces pienso... sacas tu carrera, después de largos años de sufrimiento y esfuerzo, y al final de acabas pasando tus días como profesor, queriendo que se acabe el curso, llegando agotado a casa, sin ganas de volver al instituto y con una carga de trabajo descomunal. 
¿Quién ha ideado esto? 

Pienso que se le da demasiada importancia al examen, porque quizá es cuando por primera vez tenemos un objetivo cerca en mente: aprobar la PAU para poder hacer esa ansiada carrera. En la ESO... ''eso'' era otro rollo. Estudiabas, lo vomitabas (¡como en la guerra!), lo olvidabas y si el numerito era mayor que 5, podías seguir. Nunca hubo un objetivo cercano y que motivara, y ahora, la PAU te lo proporciona. Con un pero: la nota de corte. Si no pasas, te cortan las alas y te dejan sin saber qué hacer. Es como una maratón: todos han dado el máximo, llegan sudando y no pueden más, pero a los que se les valora el esfuerzo y el sacrificio es solo a los primeros. 
¿Los demás? Da igual, el numerito es menor que el del tercer puesto. Un poco de agua y que no salgan en las noticias. 


¡Peeeeero! Paremos el carro, que os voy a contar mi experiencia. Sí como lo oyes, soy un superviviente de la guerra... he visto el horror que hay detrás de las aulas, qué se esconde en cada examen y que oculta cada profesor. 
¡Alabadme insensatos!
Bueno... aterrizo y vamos al lío.

Era un bonito día de primavera... bueno, en realidad era junio y hacía calor... así que se puede considerar verano... ¡da igual!

Pasé dos semanas empollando de lunes a sábado. Un suplicio, en serio, qué asco... desde que me levantaba bajaba a la biblioteca y hasta la tarde-noche estudiando. Obvio, son 8 meses de conocimiento comprimido en 2 semanas. Si no lo has llevado bien durante el curso... buf, toma café para coger las noches también. Añadido a los años de infierno que es bachiller, estas semanas acabaron por oxidarme aún más. Pero al final me preparé bien. La noche anterior estaba un poco nervioso, sin embargo, me puse música, me senté en el balcón de mi casa y mirando las estrellas, me relajé. Buscad momentos que os relajen, a mi me ayudó mucho este ya que pude dormir a pierna suelta durante toda la noche.

Llegó el día. He de decir que fui tranquilo, confiado y con mucho sueño. Me levanté temprano porque me recogió un amigo y nos dirigimos a la universidad. En el camino hablamos un poco sobre los exámenes pero hicimos sobre todo muchas bromas sobre alguno de clase que había pasado de empollar e iba confiado al examen... iluso.
Después de una cola un poco larga y tediosa, llegamos. Ante nosotros, el edificio central de la uni. Imponía, pero estremecía más ver tanta gente allí metida. Yo iba relajado, con ganas de acabar, pero sin ninguna prisa. No había nadie que no llevara apuntes o que estuviera caminando de un lado a otro sin saber a dónde ir.
Era gracioso.

Entré con mi amigo y fuimos a que nos dieran las pegatinas. ¡Oh amadas pegatinas! Si las hubiera perdido se me hubiera caído el mundo encima. Las cuidé como a un hijo porque eran la forma de indicar en cada examen tus datos personales y más información. Con mi nuevo hijo en brazos, dimos una vuelta porque quedaba algo de tiempo y no queríamos esperar en frente del aula. La caminata nos tranquilizó más, o al menos a mí. Seguimos viendo lo mismo que encontramos al llegar.

Pasó el tiempo y empezó la primera batalla. Yo VS Lengua. Antes de entrar, está el comandante en la puerta llamando a cada persona para comprobar si eres realmente Pepito de los Palotes. Coges el carné de identidad y se lo enseñas. Correcto. Soldado, hora de la batalla. Me senté donde pude. Al lado había una chica temblando. ¡Chica, que aún no habían comenzado a disparar! Le sonreí y le hablé un poco para tranquilizarla. Surtió efecto hasta que llegó el profesor con los exámenes. Todo el mundo a cuchichear y yo... bueno, en mi mundo, pensando en mis cosas. Era un examen más al fin y al cabo, no hay que verlo ni como el fin del mundo, ni como el apocalipsis, ni como una guerra. Escribir sabía hacerlo. Así que ya está. Elegí el comentario crítico y dejé constancia de que la prostitución no se debía legalizar. Me quedó tan bien que hablé de mi amigo Aristóteles y saqué un 9'25.

¿Difícil? qué va. Iba preparado y no estaba nervioso. Con estos dos factores, todos, y repito, todos pueden pasar la PAU con facilidad. Es un paseo de rosas, hacedme caso.
En los demás exámenes me pasó lo mismo. Relajado, sin presión ni nervios y entre ceja y ceja, dejar patente que podía mostrar que era un estudiante que valía la pena. El único examen que recuerdo que me salió fatal fue matemáticas. Lo vi y pensé... ¡¿en serio?! A primera vista, las dos opciones me parecieron liosas y largas, pero cogí la que más había practicado. La primera matriz no me daba. Mierda. El ejercicio de optimización... ni conseguí las ecuaciones. Más mierda. Y los demás... en blanco. ¡Qué maravilla! Cuando acabé pensé... tecnología, el siguiente partido. No te puedes venir abajo por un examen. Hice todo lo posible, no pude hacer más ejercicios. Si me embajonaba, me pasaría lo mismo en los siguientes y entonces si estaría en serios problemas. Pensé: No puedes cagarla más, mañana vas a ir sin tensión como lo has hecho hasta ahora y lo vas a sacar con buena nota. ¡Y así lo hice! Excepto en tecnología industrial que esperaba más nota, pero como tampoco dimos el temario muy bien en bachiller, pues no me quejé. 

Y ahora viene el recuento de notas: 


A mí me dio para la carrera, pero no a todos les pasó lo mismo. Los peores parados son los de Medicina, que siempre tienen un 13 largo para entrar. Otros van más ligeros, como en Psicología que tiene en torno a un 9/10. Hay notas de corte para todos los gustos. Si conseguiste tus logros, enhorabuena, puedes decir adiós al infierno que es Bachiller y el tener que estudiar tanto. Si no... mira a ver si puedes hacerla en Julio o encontrar carreras que te agradan. O si no mejor: Tómate un año sabático e intenta sacar otras cosas como el carné de conducir, el B1 de inglés, algún curso que te haga ilusión... la universidad no es la única vía en la vida, puedes dejarla por un año y prepararte para hacer la prueba que te toque y así entrar. Es cierto que te vendrás abajo al principio, pero piensa que te has tropezado en un escalón y solo tienes que levantarte para seguir. Venirte arriba cuesta un año, pero intenta aprovecharlo. No lo desperdicies. 

Pasaron los días y me di cuenta de una cosa: hay algo positivo después de la PAU. Me fijé en que me acordaba de muchas cosas que había estudiado y me servirían para llevarla frescas a la universidad. El tener que repasar a fondo todo el curso en 2 semanas hizo que todo ese conocimiento se quedara grabado en la mente y la verdad, gracias a eso, este año llegué con base de sobra para poder afrontar el primer año de una forma positiva. ¡Sí amigos, la PAU te ayuda al final! ¡A pesar de tanto sufrimiento, aprendí mucho! Y por eso...

Puedo concluir con que la PAU es fácil, muy fácil, si vas preparado, confiado y sin nervios. Por eso, me parece excesivo que se tenga que prostituir bachiller para hacer unos exámenes, que sí, que son importantes, pero que no van más allá de ser una prueba de conocimiento. No creo que baje el rendimiento si se ampliara el abanico de enseñanza, porque así ni los alumnos ni los profesores tienen que vivir esos dos años con presión y estrés continuo. 

#LibertadEducativa


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