sábado, 26 de marzo de 2016

Una pasión, una forma de vida: El fútbol.

''Placer: Causar satisfacción o una sensación agradable a alguien'' 

Es un definición clara y directa de lo que es el placer... pero, vaya, para mí no. El placer para tí puede ser, tener mucho dinero, un coche de lujo, una novia/o perfecto/a... sí, claro, eso también es muy atractivo, pero para mí, la definición de placer sería algo así: ''Día de buceo con noche de champions'' ¡Uf, demasiado bonito! Y como ya he hablado de la gran dama azul, hoy toca hablar del fútbol. 


Si tienes un mínimo interés en la entrada, me harías muy feliz que vieras este vídeo. Es sin duda el reflejo de cómo veo el fútbol en cada narración, en cada fotograma, en cada regate... en cada toque a la pelota. Sin duda, dar patadas a un balón nunca ha sido tan gratificante. 

Llevo desde los 5 años enamorado locamente de este deporte. No ha habido ni un solo día en que diga... ''vaya, qué asco de deporte'' pero sí he dicho ''qué asco me dan los que manejan el fútbol''. De esto último hablaré más adelante, porque tiene tela... ¿Por dónde iba? Ah, sí, soy un loco de fútbol. Recuerdo cuando el barça ganó la Liga del 2005-2006 y no sabía ni de qué equipo era. Pusimos mi madre y yo las noticias, y de pronto aparecen los nuevos y flamantes campeones de liga. Mi madre me dijo: ''¡Qué contentos deben estar los aficionados del barcelona!'' y yo contesté, sin pensármelo: ''¡Mamá, yo soy del barça!'' y desde ese entonces, he sido muy feliz, con el barça, y en general, con el fútbol. Al día siguiente decidí convencer a mi abuela de que comprara una pelota de fútbol, y me fui a un descampado a dar pelotazos. El fútbol llegó como esas persona que llenan tu vida: Aparecen de la noche a la mañana y ya no se pueden ir porque lloras... y mucho. 

Por ese entonces, aún estaba con vida mi querido y maravilloso abuelo. Él era también, un loco del mar... y del fútbol. A diferencia de mi, su gran equipo fue y será, el Tenerife. Aún así, disfruté muchas tardes a su lado, en la orilla de la playa escuchando cómo jugaba su Tenerife. Goles, paradas, lloros y emoción. Tardes maravillosas unidas por una pasión. Mi abuelo partió hacia un lugar mejor, y no por ello dejó de gustarme el fútbol. Escuchar partidos en esa dura etapa me hacía acordar esos preciados Momentos. 

 Pasaron los años y fui descubriendo que no era el único que podía sentir los partidos cómo un músico siente las notas de un violín o de un piano. ¿Sabéis esa sensación que invade tu cuerpo al hablar con alguien que le apasiona lo mismo que a tí? Se te queda cara de bobo, sonrisa perpetua y los ojos rallados... (quizá sea el único con cara de bobo, lo sé...). Pues eso me pasa al hablar de fútbol y del mar. Es esa misma cara de cuando ves a alguien enamorado... 

  

Dicen que rectificar es de sabios... así que lo voy a hacer: El mar es un lugar mágico, pero la noche de Champions lo es incluso más. Todo empieza con la previa, donde se cuentan los onces de tu equipo y del rival, que sueles temer por tener nombre como... Ibrahimovic, Iniesta, Messi, Ronaldo, Lewandowski... buf, que miedo. A continuación se encienden los focos, como en los grandes espectáculos, y da comienzo la gran noche de magia y emoción. Todo el mundo ha esperado ese día, lo has marcado en tu calendario y... ¡comienza el encuentro! Nervios, intriga, pasión... una mezcla de sentimientos capaces de resucitar a un muerto. ¡Esas narraciones, esos golazos, esos pases que no los ha inventado ni dios! No hay palabras para describir lo que mueve una orejona... Sin embargo, no siempre hay momentos de felicidad... 

Año 2013, Messi puede adelantar al barça frente al Chealsea de penalti y... ¡falla!... pasan los minutos y llega el 90... y sí, Fernando Torres le da el billete a la final de la champions a su equipo. Esa noche dormí, (tampoco el fútbol me va a quitar la salud...) pero fui triste, decaído y roto por dentro. 
¡Pero amigo! esas noches son eclipsadas por el cabezazo de Messi a Van der Sar en la final de la champions del 2008, o el golazo de Iniesta (de mi vida) en Stamford Bridge. Y sin ser del barça (que ya he dejado claro lo culé que soy), ¿os acordáis de la final de Champions entre el Liverpool y el Milán? ¿No?, pues ahí va un vídeo de esa legendaria noche: 


Coraje, hermandad, equipo... sigo sin comprender cómo dar patadas a un balón crea tanta unión. Y es esa, otra de las grandes cosas que hace grande a este deporte. Campos de casi una hectárea repletos de locos por el fútbol dando ánimos a su equipo, a ese grupo de personas capaces de hacer vibrar las almas de muchos rivales y aficionados. Magnífico. 

Llegados a este punto, mi locura por el fútbol es severa, pero también contagiosa. A mi madre no le gustaba el fútbol, que va, se la sudaba, hablando mal y claro. Pero fue a partir de aquella Liga del barça, en la que quizá vio en mis ojos ilusión y felicidad, porque fue empezando a gustarle. Pero no lo hacía, ni lo hace para seguirme la corriente, que va, ella es la primera que pone la radio para escuchar partidos, se alegra y salta de alegría con los jugadones de Messi o su famoso penalti ''fallado''. También es la primera con la que puedo hablar de las noches mágicas de Champions, de jugadores que admiro por su compromiso y personalidad, ya sean Buffon, Reus, Florenzi, Luis Suarez, Puyol... Oh vaya, ha salido un nombre que no se puede pronunciar en vano, que es el de Puyol, el hombre con más carácter y presencia de la historia del fútbol.  


Puyol es el claro ejemplo de lo que desprende el amor hacia unos colores, hacia un deporte. Gracias a él y al fútbol, sé lo importante que es el compromiso, la unión entre las personas, la pasión por lo que haces, la entrega en cada entrenamiento, en cada día... Sé que suena exagerado, pero si lo pongo es porque siento cada palabra, y le doy las gracias a personas como el eterno 5 del barça, don Carles Puyol, por enseñarme todo esto. 


Soy consciente de que me he dirigido mucho hacia el barça, pero estos últimos años es el claro ejemplo de lo que es un equipo bien formado. Desde Cruyff (que en paz descanse), y con su discípulo Guardiola, el barça ha sabido crear un juego capaz de enamorar hasta incluso, a los aficionados del Madrid. Y no solo eso, el barça ha sufrido golpes como el de Eric Abidal o el de Tito Vilanova (que en paz descanse). En ambos se jugaba una final: La primera fue como el Liverpool 3-3 Milan, y la segunda fue como el Atlético 1-4 Real Madrid. En ambos se creyó hasta el final, pero un gol en el minuto 93 no se puede asumir igual que un 3-0 en la primera parte... golpes de distinto calibre.
Me gustaría acabar con una pequeña reflexión: Yo amo el fútbol. Yo amo pegarle patadas a un balón. Yo amo ver jugar a mis ídolos. Pero yo aborrezco el monopolio, los desequilibrios en el mundo, el abuso del poder, la violencia, el sufrimiento... Si odiando todo esto, sigo amando este deporte... ¿por qué no se castigan todos estos actos inhumanos, tanto los de violencia, como los de abuso del poder y del dinero? Nadie quiere corrupción, nadie quiere sufrimiento, nadie quiere ver un deporte manchado por el dinero, pero claro, yo soy un humilde aficionado, y no lograré entender lo que pasa por las mentes de los altos cargos de FIFA. Quizá sea porque el dinero crea también magia, pero magia oscura, esa que ensucia y emborrona la mente de las personas.  

1 comentario:

  1. ¡Holaaa!
    Bueno, tengo que decir, que a mí también me apasiona ver, sobre todo, los partidos previos a los mundiales que juega la roja. ¡Me encantan! Y obviamente, me encanta ver los partidos en los que nos jugamos el mundial. Correr para que te de tiempo de llegar al himno: camiseta puesta, pintura con los colores de la bandera en la cara, papas fritas y cocacolas preparadas, bandera colocada en el sillón y mi padre ( a veces también mi madre) a mí lado de la misma guisa. Llega la hora del himno: nos ponemos en pie, al igual que hacen los jugadores, nos rodeamos la cintura con los brazos y cuando acaba, damos palmas y nos preparamos para ver el gran partido. La verdad es que es apasionante.
    Yo tengo que decir, que soy del Madrid, aunque no suelo ver los partidos que disputa (aunque casi siempre busco los resultados de los mismos).
    Me gusta el fútbol, sí, y jugarlo también. Me gusta mucho este deporte, como tú ya antes dijiste, enseña cómo ser un equipo y cómo hay que apoyarse y ayudarse mutuamente para conseguir la victoria. Pero estoy muy de acuerdo contigo cuando dices que no logras entender lo que pasa por las mentes de los altos cargos de FIFA. No entiendo cómo existiendo tanta pobreza y hambre en el mundo, pueden llegar a pagar millones por el simple hecho de querer a un jugador en su equipo o por jugar un partido. Esto no cambia que me guste el fútbol, pero hace, que miles de personas, estén en contra del mismo por esta sencilla razón ( totalmente comprensible).
    Conclusión: me encanta el fútbol pero, no comparto la forma en la que se derrocha el dinero pudiendo utilizarlo de una manera muchísimo más productiva.
    ¡Besooos!

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