
Si soy sincero... no recuerdo ningún mal momento junto a la gran dama azul. Recuerdo tardes cogiendo lapas con mi abuelo, numerosas mañanas buceando y viendo las maravillas del fondo... y también recuerdo el famoso verano de 2015, donde conocí 4 personitas capaces de colorear mi vida, sin ser pintores y sin saber mi color favorito.
Llega un momento en el que te preguntas... ¿Qué tiene de especial tanta masa de agua junta? Pues bien, el mar es una dama que se echa un perfume que no se vende en ninguna perfumería. Es tan especial y seductor, que no te puedes resistir a echarle el ojo. Además, la curvatura de las olas es tan sensual... (se me va la cabeza...).
No, en serio, os daré un consejo: Nunca vayáis al médico, id al mar (si te estás muriendo, no, claro...). Nunca he entendido la causa de que cada vez que entro al agua y nado, buceo, etcétera, en unos minutos se me van todos los problemas. Sé que el agua se usa para limpiar, pero jamás había visto que el agua de mar sirviera para limpiar las impurezas de la mente y del alma, hasta que lo comprobé.
Ahora una pregunta: ¿Habéis buceado? Espero que sí, porque para mí, es la forma más rápida de llegar a la paz interior. Es algo así: Coges aire, te sumerges un par de metros y simplemente estira el cuerpo boca arriba y, mientras subes por el empuje, observa la refracción de los miles de rayos del sol, los peces nadando a tu lado, las burbujas intentando ganar la carrera por llegar primeras a la superficie... y cuando llegas arriba, verás el mundo de otra forma, más bonito. ¿Por qué será? Ah sí, es que el mar es mágico.
Por cierto, dije al comienzo que había 4 personas extraordinarias en mi vida. Sí, nos unimos en el puerto. Durante el verano. Junto al mar. Recuerdo la luz del atardecer, el sonido de las gaviotas, la brisa del verano que traía frescor y juventud. Forjamos una gran amistad, en parte porque nos complementamos, tenemos gustos similares, somos humanos y gentiles... pero también porque, como casi siempre recordamos entre nosotros, ese verano fue mágico. ¿Por que será? ya sabéis la respuesta.
La verdad, no hay que bucear o estar con los amigos para disfrutar en el mar. Muchas veces solo hace falta coger una bici y dar un vuelta por el paseo marítimo para relajar cuerpo y mente. O mejor: Coge un libro y siéntate en la orilla de la playa. Oh sí, eso es gloria. ¡Qué grandes momentos leyendo los pilares de la Tierra o leyendo a Katniss y sus planes para liberar Panem! Degustar un buen libro mientras escucho el ir y venir de las olas, y la brisa te mueve levemente el flequillo... ¡Uf!
En fin, ¿qué más puedo decir sobre el mar?
Es el mejor lugar donde sentirme feliz, relajado, quitarme la suciedad del alma y salir oliendo a perfume marino. No puedo olvidar las grandes tardes con mis amigos, las mañanas buceando y las lecturas en la orilla de la playa.
''Le doy gracias a la vida por haber juntado agua con una pizca de magia y haber creado a la gran dama azul''
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